Aspectos psicológicos

Aspectos psicológicos del paciente obeso
En la actualidad, la obesidad es considerada una epidemia emergente en todo el mundo y a su vez representa un gran desafío para su abordaje desde nuestros modelos de atención en salud.

La obesidad es una enfermedad sistémica, crónica, heterogénea, caracterizada por una interacción compleja de factores ambientales, psicosociales, genéticos, neuroendocrinos, etc.

En efecto, el tratamiento de la obesidad debe realizarse tomando en cuenta un enfoque multidisciplinario, por lo cual se hace imprescindible la integración de una perspectiva psicosocial en los equipos de trabajo.

Los factores psicológicos juegan un papel clave en el desarrollo y mantenimiento de la obesidad, aparecen como factor predisponente de la enfermedad, como un componente secundario y/o perpetuador de la misma.

Si bien no existe una condición psicopatológica especifica relacionada a la obesidad, podemos encontrar comorbilidades con diversos trastornos psiquiátricos, como por ejemplo: Los trastornos del estado de ánimo, trastorno de ansiedad, trastorno de la conducta alimentaria, trastornos sexuales, etc.

La prevalencia de los trastornos psiquiátricos aumenta cuanto mayor es el grado de obesidad. Durante siglos, y hasta hace solo algunas décadas atrás, la obesidad se consideraba un signo de salud e incluso de abundancia y ostentación.

Al presente, nuestra sociedad está obsesionada con la delgadez, vivimos en un mundo obesofóbico que estigmatiza y discrimina a la persona que padece esta enfermedad.

Por consiguiente, esto provoca consecuencias negativas en lo que respecta a la autoestima, menos posibilidades laborales, temor a no ser aceptado, vergüenza, sentimientos de culpa, dificultad para encontrar pareja, angustia, etc.

El tratamiento integral, plantea como objetivo cambiar la calidad de vida, en lo que respecta a la conducta alimentaria, en lo atinente a las actividades físicas y el abordaje de los factores emocionales que repercuten en la obesidad.

El éxito terapéutico no apunta solamente a la reducción de peso, sino a fortalecer y desarrollar los aspectos biológicos, psicoemocionales, cognitivos y sociales, logrando un estilo de vida saludable y sostenible para el individuo y su familia.